Reseña:
Lo que publicamos como Proyecto A no es sino la presentación del mismo que hiciera su autor en una conferencia de mayo de 1986 con motivo de la celebración del centenario del movimiento anarquista en Australia. En esta ponencia, Horst Stowasser delinea las bases, fundamentos y objetivos de lo que define como “un proyecto anarquista para una ciudad media alemana, hoy”, al tiempo que se aventura en la especulación acerca de los futuros primeros pasos y de las implicancias posibles del proyecto a mediano y largo plazo. En su fase inicial, el Proyecto A es un “plan de conquista” de una ciudad por parte de un movimiento político, económico y, sobre todo, cultural de carácter libertario. Evitando deliberadamente todo pronunciamiento acerca de la Revolución, Stowasser apunta a la creación de una cultura libertaria en la que esta revolución –cualquiera sea la forma en que se la conciba– sea posible.
Murray Bookchin lamenta que, en muchos ámbitos, el anarquismo haya devenido en mera negación (del Estado, del capitalismo, de la jerarquía), olvidándose de los postulados positivos que sostiene. Reconoce que esto tiene sus orígenes en una cierta “tradición liberal” del anarquismo que concibe a la sociedad como una mera acumulación de individuos reglamentados por una suerte de pacto social y por contratos directos específicos. Esta tradición liberal es –según Bookchin– la base del moderno pensamiento autonomista que termina negando la necesidad de un espacio público (el ámbito de lo político) en el que se confrontan intereses y se resuelve democráticamente. A esta tradición liberal, Bookchin opone la tradición socialista del anarquismo y al concepto de autonomía opone el de libertad, mucho más vinculado con la intervención dentro del movimiento social y sujeto a las vicisitudes del desarrollo histórico. En este sentido, Bookchin revindica el concepto de comunismo libertario de los anarquistas españoles de 1936 y propone, para estos tiempos, la idea de comunalismo, en la que la abolición del Estado, del capitalismo y de las jerarquías no es ya un punto de partida sino la consecuencia de la nueva organización social. Esta nueva organización social, cuya construcción no deja de ser un proceso, deberá, en principio, coexistir con el poder del Estado para, finalmente, reemplazarlo cuando la evolución de dicha organización y las condiciones históricas lo permitan. Bookchin, para quien la política verdadera es “la gestión de la comunidad por la gente de la misma comunidad” a través de asambleas y delegados estrechamente controlados por éstas apunta a la creación de esta esfera política a nivel barrial (en la grandes ciudades) o municipal (en las ciudades chicas). Se trataría de que la gente trabaje para lograr el control sobre su ciudad, su consejo municipal, etc. Luego vendrían las federaciones y confederaciones regionales, el complejo tramado que le disputará al Estado las atribuciones de las que éste se adueñó.
Domenico Liguri nos relata una experiencia práctica de comunalismo: la que se está llevando a cabo en Spezzano Albanese, un pueblo calabrés de etnia predominantemente albanesa y economía basada en el trabajo agrícola en negro. Liguri, participante activo de esta experiencia y autor de varios trabajos relacionados con el tema, da cuenta de un camino posible a través del cual materializar el ideal anarquista. Así, hace un recorrido desde la creación de los primeros núcleos ácratas locales contemporáneos, en los primeros 70, hasta la formación, en 1992, de la Federación Municipal de Base (FMB), una estructura autogestiva de contrapoder que, con metodología libertaria, fiscaliza el accionar del poder político institucional al tiempo que discute y propone soluciones a los problemas de la comunidad. Alejándose de la visión de Bookchin, la FMB se nos presenta como una alternativa autogestiva, “una semilla de autogobierno contra la gestión institucional y verticalista del territorio y de lo social
Almacén economía social
La Utopía es Posible
Colección Utopía Libertaria – Bookchin/ Stowasser/ Liguri
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