Reseña:
Exceptuando cuatro investigaciones realizadas en la década de los ochenta, el anarquismo en Bolivia es un tema al que los historiadores no han prestado demasiada atención pese a su importancia en la formación y luchas del movimiento obrero antes de 1952.
Frente a este parcial vacío de conocimiento la presente narración se ha planteado realizar una genealogía de las experiencias anarquistas bolivianas más relevantes del siglo XX, objetivo que también puede entenderse como reconstrucción histórica o simplemente como una evocación en el más amplio sentido del término.
[…] Si hablo de anarcosindicalismo “en Bolivia” lo hago porque si bien éste se manifestó con fuerza sólo en las ciudades señaladas, su influjo se extendió durante determinados períodos de tiempo a Potosí, Cochabamba, Sucre y Tarija, particularmente antes de la guerra del Chaco. Acerca del corte temporal (1912-1965) éste se justifica porque 1912 es el año de la creación de la Federación Obrera Internacional (FOI), organización considerada anarcosindicalista por todos los autores que la mencionan, aunque los antecedentes de dicha tendencia laboral se remontan, según veremos, a 1906, año de la creación de la Unión Obrera 1° de Mayo en Tupiza -Potosí-, entidad artesanal de vida efímera de la que se conoce muy poco.
[…] El auge de este movimiento se sitúa en la breve etapa comprendida entre 1927 y 1932, pues en este corto e intenso período de casi seis años se produjo una gravísima crisis económica de vastas consecuencias, particularmente a partir de la depresión de la economía de Estados Unidos y del mundo capitalista a fines de 1929, difícil contexto que generó desempleo, crudos brotes de descontento social y un escenario propicio para el amplio despliegue del influjo ácrata en el país.
Ahora bien, a pesar de que la guerra del Chaco (1932-1935) determinó un paréntesis para los órganos sindicales en general y para los anarquistas en particular, estos últimos se reorganizaron de a poco a través de sus organizaciones femeninas una vez concluida la contienda bélica. De ahí en adelante la FOL recobraría parte de su vigencia, la que empero nunca volvió a alcanzar el esplendor de fines de los 20 y comienzos de los 30, debido al nacimiento, durante la postguerra, de un sindicalismo corporativista y manipulado por los partidos nacionalistas y marxistas que cooptaron a varias entidades laborales.
Resulta también llamativo el hecho de que los miembros de la FOL articularon sus demandas con reivindicaciones propiamente indígenas en distintas ocasiones, especialmente en la década de los 40 cuando promovieron la formación de la FAD (Federación Agraria Departamental), organización que llevó a cabo importantes luchas en el altiplano paceño durante 1947.
Desde ese momento los sindicatos ácratas se vieron fragmentados por la dura represión oligárquica, reduciéndose cada vez más y navegando a la deriva de los acontecimientos sociales rumbo a un previsible e inevitable naufragio.
En fin, considero que todo lo dicho puede darle pertinencia al obsesivo ejercicio de escrutar los movimientos sociales a través de las brumas del pasado, ya que una mirada retrospectiva sobre nuestra historia acaso pueda ayudarnos a pensar el presente, en este caso, el momento actual que vive el movimiento sindical y popular boliviano, en un nuevo contexto de crisis y cooptación corporativista bajo el gobierno del primer presidente indio.
Huascar Rodríguez García